Sorpresa sorpresa

El domingo después de almuerzo, nos hicimos los sordos con la cama que nos llamaba a aplastarnos en ella, y salimos a echarnos en otro lado. Cuando queremos acostarnos en el verde, por lo general nos vamos a los parques de la ciudad, pero el domingo el italiano me llevo a sitio sorpresa, que frecuentaba en sus años juveniles con sus amigos.

A los 15 min de haber salido de la casa, llegamos al lugar, luego de estacionar el carro, nos adentramos en el bosque (tal cual The Blair Witch Project), el bajaba como una agilidad impresionante, y yo super lenta (también porque tenia las sandalias deportivas, no botas deportivas), al ver mi lentitud me dice "Se ve que cuando eras pequeña no tuviste tanto con contacto con la naturaleza". Después de superar los obstáculos en el camino, llegamos al sitio, no era inmenso como El salto ángel o el Orinoco (y como en verano el nivel de agua baja bastante, lo que era un rió, paso a ser un riachuelo), pero era un lugar tranquilo y acogedor, un huequito entre las pequeñas colinas, que con el sonido del agua que fluye, y la brisa, provocaba montar una hamaca, y acurrucarnos en ella.

En esa quietud y paz, de repente escucho un tiro, y luego otro y otro, "Un cazador" dice el italiano. Y ese efecto especial nos acompañó la hora que estuvimos allí. Ya de regreso a Livorno, vimos un letrero que indicaba que cerca de la zona había un área donde se practica tiro a volo, saber que esos disparos eran a objetos lanzados y no a pajaros, me tranquilizo.

De nuevo en Livorno, embulle al italiano a que fuéramos a ver el palio marinaro que se llevaría a cabo en la terraza Mascagni, y aunque estaba reacio a ir por el solazo que hacia (en la terraza no es que haya mucho sombrita que se diga) fuimos.

Las competidores en acción,

representando las zonas de la ciudad

y mas de uno viéndolos desde el mar

La terraza Mascagni, alborotada con el palio

P.D: He expresado mas de una vez que Livorno es Cabimas II, aclaro que esto se refiere a que ambas no son ni ciudades ni pueblos, sino las 2 cochas! Por mucho que quiera a la eterna cenicienta, Livorno le lleva una morena, por el mar y la montaña a pata e' mingo (al Cesar lo que es del Cesar). En Cabimas, cuando ero chamina, lo mas contacto con la naturaleza que tuve, fueron los parques de los campos petroleros! o el Bulevar del centro cívico (en aquel entonces era decente); para disfrutar algo de playa había que rodar 1 hora hasta Los Puertos, o Quisiro, y no son LAS PLAYAS.